Desde hace varios años el conocimiento se compra y vende en un mercado de libre competencia. Si no me cree, pregunte a otros empresarios sobre los altos índices de rotación que no han podido frenar eficazmente en sus organizaciones. Ni siquiera la poderosa industria automotriz ha podido retener a sus talentos. La necesidad de una formación permanente es ahora mayor como consecuencia de un mercado laboral más cambiante, flexible y en ocasiones impredecible. Estas transformaciones implican que las empresas deben invertir en el aprendizaje de sus colaboradores para garantizar el resultado de crear riqueza y generar valor en beneficio de la organización.
La forma en que aprendemos responde a un diseño cultural y cada cultura genera sus propias formas de aprendizaje.
De esta forma es claramente notorio cuando la cultura de una empresa promueve y participa en el proceso de aprendizaje de sus colaboradores; se huele.
¿Por dónde empezar entonces? Aceptando de acuerdo a Deming, el padre de la calidad, que el 80% del éxito o fracaso en la generación de riqueza en una empresa recae en la alta dirección, hay que partir de ahí para fomentar el aprendizaje. ¿Qué significa esto? Ser un empresario que actúe como maestro y alumno de su personal. Sin duda en un evento sobre planeación, calidad o estrategias de mercado dentro de su empresa usted será el maestro. Pero al momento de querer operar el centro de control numérico, Juan le explicará sin problemas hasta la funcionalidad del clip que le colocó al panel de control principal, entonces es usted alumno. Esta dualidad debe ser considerada por las empresas para lograr impactos en la generación de riqueza de la compañía a través de fomentar el aprendizaje “en” y “entre” todos los niveles. No importa que los conocimientos de sus colaboradores sean escasos, siempre habrá una mejora en los resultados de la empresa.
Ahora bien, es claro que el aprendizaje no es gratuito, requiere práctica, esfuerzo y obviamente una inversión económica. Así, no se trata de dar sólo información a la gente, sino de participar en el proceso formativo para que los colaboradores puedan aprender. La necesidad de un aprendizaje continuo nos obliga a no practicar lo suficiente. Con lo que los colaboradores de las empresas apenas consolidan lo aprendido y lo olvidan con facilidad, usted tira la inversión a la basura. No se trata de la adquisición de conocimientos por parte de los colaboradores, sino de integrar esos saberes en beneficio de la organización.
El aprendizaje en las empresas debe estar enfocado, ser retador y congruente con la misión, visión y objetivos planteados.
¿Por qué? Si dos de los problemas para lograr el aprendizaje tienen fundamento en la poca cantidad y el corto tiempo, debemos adaptar las actividades de instrucción a los recursos, capacidades y disposiciones de la empresa. Es necesario enfocarnos siguiendo las directrices de la compañía incluyendo sólo el aprendizaje que genere riqueza en función de la misión, visión y objetivos planteados. Dentro de las empresas los colaboradores que alcanzan un alto nivel de su potencial se ven atraídos hacia el trabajo porque los coloca en un estado de plenitud. Es decir, el punto donde quedan profundamente absortos en lo que se está haciendo. ¿No le ha sucedido que está tan clavado resolviendo una tarea que se olvida de comer, no escucha el teléfono y siente que tiene un momento de inspiración brillante? En esos instantes su percepción está influenciada por la actividad que está realizando. Ahora imagine la riqueza que pueden generar los 20, 50 o 200 colaboradores que tiene en su empresa al lograr cada uno este estado de plenitud en sus actividades diarias.
Este 2021 las organizaciones que no aprendan a aprender serán utilizadas sólo como casos de estudio y referencia. La necesidad de aprender se ha extendido a casi todos los rincones de nuestra vida. Los procesos, métodos de trabajo, materiales, fórmulas y patentes, seguirán una loca carrera evolutiva en la cual podemos participar o retirarnos a ver el paso triunfal de los vencedores. La generación de riqueza para las empresas tendrá una relación directa con el capital intelectual de la misma creado a través del aprendizaje de sus colaboradores. Finalmente usted decida.